21.9.08

Amparo Tomé






AMPARO TOMÉ EN NUESTRO COLEGIO

Para el tercer día de las jornadas de coeducación que se desarrollaron en nuestro centro tuvimos la dicha de contar con Amparo Tomé, que durante las tres horas de su ponencia titulada “Desarrollo personal, social y afectivo como objeto educativo”, nos impulsó a reflexionar y debatir sobre nuestra labor docente, considerando a la coeducación un estilo educativo y una filosofía de vida. En líneas generales, su intervención se asemeja a la realizada en las Jornadas de Huelva de 2.006, cuyos apuntes aportados por el CEP aquí se transcriben.

Apuntes de la Conferencia de Amparo Tomé: “Plan de Igualdad en el Proyecto de Centro” (Jornadas en Huelva 20 y 21 de nov. De 2006)

Los cursos y actividades de formación en Coeducación deben estar marcados por una alegría especial. Alegría de estar juntas y juntos compartiendo una filosofía de vida. Una forma de vida que implica: justicia social, igualdad entre los hombres y las mujeres, respeto entre las personas, procesos de autonomía en la vida pública y privada, aprender a cuidar y a cuidarnos, a cuidar la tierra, la naturaleza, los objetos.
Cuidar implica querer, es más que respetar, es hablar de saber relacionarnos en la familia, en la escuela, en la ciudad…, entre iguales y con otras personas; es escuchar, ponernos en el lugar del otro o la otra… La escuela es un ámbito donde se habla mucho y se escucha poco.
Pensad en el uso de los tiempos para elaborar un proyecto educativo:
¿A qué le damos importancia? ¿Qué queremos transmitir y para qué? ¿Conocimientos para memorizar o para incidir en la vida de las personas? Cuanto hagamos debe tener un significado para nosotros y nosotras y para el alumnado.
No perder el tiempo, en aquellos contenidos que no dicen nada, si algo no es significativo pasad de largo.
¿En qué empleamos nuestro trabajo como docentes ¿en lo que dice la administración, en lo que dicen los libros de texto, en cubrir unos tiempos?...¿qué sabemos de nuestro alumnado: les hablamos, les observamos, les escuchamos…? Ellos y ellas se quejan de la poca atención que les prestamos y nosotros y nosotras de lo mal que nos tratan. Estas disfunciones en los tratos nos hacen vivir mal la escuela.
El proyecto de vida de la escuela la hacemos entre todos y todas.
Hay que dedicar tiempo a pensar a que queremos dedicar el tiempo que vivimos en la escuela. Cómo vivir las relaciones con el alumnado. Cómo la corresponsabilidad del profesorado.
Se habla de docentes que no cumplen… Las personas que no cumplen es porque le damos permiso, (se suele hablar en los pasillos) la queja en el vacío es atentar contra nuestra propia dignidad, tragar sapos. La autoridad se gana día a día, minuto a minuto por lo que hacemos, no por lo que decimos. Nos desautorizamos cuando no nos respetamos (lo que ocurre en muchos claustros y relaciones entre el profesorado). No podemos pedir a las familias lo que nosotros no practicamos.
La autoridad no es el poder que viene dado sino que es reconocimiento, cercanía, valorar la labor de compañeros y compañeras, de la vida en la escuela. Lo realmente importante se dice en los pasillos y el claustro, espacio de reflexión, de relación y de encuentro del profesorado se pierde por una tradición antigua y de carácter unidireccional que impregna a la mayoría. Faltan espacios de relación, decidir y reflexionar sobre qué conocimientos necesita el alumnado para estar en el mundo.
Un claustro no puede ser una suma de individualidades sino un proyecto vital educativo donde se consensúa y se construye entre todos y todas.
La historia tiene que estar impregnada de los hechos que han sido importantes para la Humanidad y no de conocimientos de guerras que no son importantes y si terribles…
Hoy es importante que sepan respetar las normas, los materiales, los turnos...: respeto a la vida del centro, normas básicas para vivir. Aprender a cuidar y a cuidarnos.
En muchos centros la mayoría de las normas están para limitar nada más… hay que volver a redefinirlas para ver con que sentido se mantienen. Las normas solo sirven cuando son para estar bien.
Sabemos que hay alumnado que vive muy mal en la escuela con el permiso del profesorado que ve las agresiones físicas, no las amenazas, humillaciones…
Hay que diagnosticar, mirar espacios, tiempos, currículo, relaciones, abrir sobres grandes en las salas ( se refiere a aulas, espacios compartidos del profesorado…) : todo lo que llega, lo que trabajéis (las buenas prácticas que sabemos reconocerlas y que existen en los centros), las noticias… ponerlas al servicio de la escuela para ir apagando las luces de la escuela mixta, sus prácticas ya no son válidas, no se pueden seguir repitiendo actividades rutinarias…Los patios de cemento dedicados al deporte que solo disfrutan algunos chicos eran básicos antes, hoy, en cada pueblo, hay polideportivos para practicar el deporte. Los recreos deben ser espacios de tranquilidad, de relación, de relajación, deben estar dotados de árboles, plantas, bancos a la sombra…espacios saludables que enriquezcan la vida del centro.
Es importante revisar las prácticas que se hacen de forma rutinaria y que hemos interiorizado como hábitos de nuestra cultura en la que pierden chicos y chicas. Ver que hacemos que no es adecuado con los tiempos.
Equilibrar el currículo con los aprendizajes importantes para la vida: capacidad de autonomía, de discernimiento, de responsabilidad. Hacer que el alumnado se sienta querido, seguro, reconocido…
Trabajar la sexualidad: tienen que aprender a mirarse, a tocarse, a responsabilizarse de su sexualidad. La escuela mira hacia otro lado porque no tenemos tiempo.
Comentar con el alumnado noticias, aspectos, vivencias que son verdaderamente importantes, criterios cargados de formas de vivir y de ver la vida. Necesitan tener referentes adultos para que la relación entre ellos no sea crear grupos asociales, porque no tienen criterios de vida en comunidad, criterios sociales.
Una escuela es un espacio complejo: edades, procedencias, culturas…, armonizar todo esto no es fácil pero sí un reto vital que tiene la escuela. La vida en la escuela desarrolla diferentes aspectos en la vida de las personas ¿dónde queremos poner el énfasis?
Para respetar hay que conocer, esto implica crear conocimiento conjuntamente, hacerles creativos, teniendo en cuenta que cada vez más nos necesitamos unos a otros.
Las familias están más perdidas que la escuela. No tienen espacios comunes. Las familias y la escuela tienen que consensuar normas y deberes. Para cada derecho hay un deber.
Hay que crear en los centros espacios de confianza. Tiempos para nosotros y nosotras y tiempo para el alumnado.
Las prisas no sirven en educación.
Dadles esperanza porque la educación es esperanza y tenedla vosotros y vosotras porque no se da lo que no se tiene.

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